Pretérito imperfecto
II
Pretérito imperfecto
Quizás el alma no sea más que eso, un fantasma errante buscando un ancla que la sostenga al fondo de las cosas; porque, no nos basta el rocío de la mañana ni un humeante café evocador ni mucho menos el ruido monótono de un brusco despertador telefónico. Porque quizás la única realidad que nos enseñaron fueron los colores primarios del arcoiris, los horarios y, la famosa eterna ley de la gravedad.
Aprender a sumar para seguir contando con la ley de la entropía y la sorpresa que nos daban las cebollas en la cacerola…
Los vi venir, desde muy lejos, introduciéndome la duda con sus alternativas; enseñándome la ruptura del álgebra, con su redonda trigonometría y no comer la fruta prohibida, cambiándole el nombre al sol en pleno verano y dejando simplemente una estrella, es así que le han cambiado el nombre a todas la las cosas con frases paradojales...
Aquí seguimos por la rotonda con su calor en la distancia, el hidrógeno sigue siendo fácil y vamos desarraigándole el átomo y, lo infinitamente pequeño continúa haciendo ruido oculto en su caja de Pandora…
Digamos claramente, nítidamente, ellos establecieron mis alternativas, lo que no se veía a simple vista, aquel Fotón juguetón que aparece y desaparece al mismo tiempo cuando la vida salta como una pulga amaestrada, desde la nada al vacío y luego aparece feroz nadando contra la corriente de tu propio cuerpo…
De modo que nada quedó siendo definitivamente porque las voces nuevas borraron las antiguas voces, que desde antes, creíamos que eran una gran verdad para siempre...
Así fue, simplemente, como la raya luminosa del alba encendió en la ventana todo el miedo de mis ojos...
"Prejuicios Anteriores"
Francisco Viñuela
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