El Oleo de los Retratos

 

IX
El Oleo de los retratos
No te muevas, permanece, quédate allí, inmóvil, como si todo fuese para siempre; que nada te suceda mientras yo dibujo esa extraña blancura de tu pecho, aferrándome al óleo de tu vientre.
No hagas como si estuvieses durmiendo, mírame; como aquella última vez que pinté la idea que tu eras para siempre y, no porque me faltes viva por dentro tengo que darme un motivo para llorar y engañarme.
Pusimos en el canasto de la memoria, los pinceles y el aceite de los colores y en ti maduró toda la fruta; porque viviendo aquello todo fue irreal, nunca marcamos un horario ni un tiempo exacto para permitir que las cosas fueran. Todo fue matices del color de tu piel, y la interrupción perfumada de tu grito ahogando la velocidad del placer...
Por eso ahora permaneces en el lienzo de esta tela sonriendo con una burla inalterable; sin que nada suceda, o mirando al ojo de la cámara que fotografía, viendo la pintura en el aire, antes de grabar esa parte de tu rostro con la sonrisa de un desaire dormido...
"Prejuicios Anteriores"
de
Francisco Viñuela

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