Capítulo IV
de "Juanito de Arcos"
IV
Cuando Juanita se hizo hombre al principio nunca lo pensó más que como un cambio de vestidos una transición de la pollera a los pantalones.
En verdad es que al comienzo lo pensó durante largo tiempo porque al principio pensó mucho en el niño Jesus; como se habrá sentido cuando se fué encarnando y aprendiendo a ser el hijo de Dios. Es que ser hijo único de Dios, no tiene que haber sido algo fácil ni mucho menos simple.
Ella que era hija única de Jópalong White, al que todos consideraban como un pequeño dios, sabía que no era lo mismo; tampoco pudo ser lo mismo para el niño Jesus!
Nada sucede de repente, las cosas no llegaron así nomás de un sopetón y ella tampoco creció de un sopetón porque entremedio hubo muchas flores, mucho adorno, perfumes, tira y afloja hasta pasar de adolescente prometedora a muchacho peligroso.
Al alba, cuando los de Katanga entraron en el pueblo disparando ametralladora contra las casas de la gente muchos ya estaban madrugando en las afueras o por los patios, recogiendo huevos de gallina tirándole los restos de la basura a los chanchos o tomando las herramientas para la jornada, de manera que la cosa fue infernal.
Los de Katanga querían echar abajo al gobierno provocando el miedo, querían separarse del Zaire y si podían iban a matar a Mobuto que parece que ya se había instalado a gobernar en el palacio de la capital.
El pueblito donde ellos vivían era como un barrio de las afueras de Kinshasa y mucha gente que pernoctaba de vez en cuando eran como soldados profesionales pero no del ejército sino grupos que defendían al honorable señor Mobuto; como mi padrino Jópalon White, digo padrino, porque me habían prohibido por ningún motivo decir que yo era su hija.
En ese entonces el señor Mobuto todavía no era Padre de la Patria sino una especie de político que parecía que sabía más que los otros. Mientras que los de Katanga eran de un lugar mucho más lejos, con minas de diamantes al por mayor, oro, riquezas increíbles y cosas por el estilo que no era propiedad de los de Katanga, ya que desde que comenzó el famoso Congo todo era de los Belga.
Entonces los de Katanga le daban duro y parejo a los militares para hacerse su propio país.
Cuando sintió las primeras ráfagas de ametralladora -que en esa época las ametralladoras sonaban como cañonazos- ya estaba vestida, arrancó a la pieza de su madre y se metió debajo de la cama. Ella nunca supo ni vió la cara de los que entraron en la casa, solamente un ruido de loza quebrada, de espejos y de muebles apaleados y algunos disparos. Luego pasos y gritos subiendo en tromba la escalera; su madre se había levantado y trataba de vestirse cuando la puerta de la pieza se habrió de golpe y entraron, no sabía si uno o dos, entraron gritando y se abalanzaron porque oía clarito el forcejeo y las bofetadas.
- Donde está el hijo de puta de Jópalong- se lo preguntaron varias veces y como mamá los mandó a la mierda la tiraron encima de la cama le pegaron y después la violaron; aunque en esa época ella no supo lo que era eso. Pero escuchó los rugidos, las bofetadas y como lloraba su madre y se movia el catre rebotando contra la muralla. Parece que fueron varios y uno de ellos al terminar de pura rabia la ahorcó; ella escuchó clarito como se ahogó su mamá, pero nunca se imaginó que la habían matado.
(continúa)
(novela corta de F. Viñuela)
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